Agronomía UC organizó seminario para más de 300 personas, donde los profesores Marcelo Miranda y Cynnamon Dobbs presentaron los resultados del estudio encargado por el proyecto GEF Montaña.
Bajo el título "Contribución del bosque esclerófilo a la descontaminación del aire en la zona central de Chile", se reunieron más de 300 jóvenes en el Centro de Extensión de la UC. La actividad organizada por el proyecto GEF Montaña y la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal buscaba dar a conocer la importancia del aporte que hacen estas especies, propias de la zona central, a la descontaminación de la cuenca de Santiago.
El bosque esclerófilo es una formación vegetal propia de Chile. Se ubica entre la Región de Valparaíso y la Región del Biobío. Se caracteriza por especies con hojas perenne que les permiten resistir las sequías veraniegas del clima mediterráneo.
Según informaron desde GEF Montaña, el estudio incluyó la medición, en terreno, de 111 parcelas de muestreo en la región Metropolitana. En ellas, se trabajó con ejemplares de cinco especies de árboles nativos predominantes de la zona mediterránea tales como espino, peumo, litre, boldo y quillay.
Los investigadores hicieron una estimación de la superficie del conjunto de hojas de los árboles, donde se retienen las partículas de polvo en suspensión. Se comprobó que la capacidad de aportar en la descontaminación depende del área total de sus hojas y de su cercanía a las fuentes de contaminación. Por ello, el estudio indica que, árboles sanos y presentes en donde más concentración de contaminantes existe, retienen más. Es decir, el enriquecimiento de la vegetación y su restauración para que crezca más sanamente, en los sectores próximos a Santiago o donde se desplazan las masas de aire contaminado, resultará más efectivo que hacerlo en otros sitios.
Si bien son muchas las variables que están en juego, los resultados muestran que para material particulado grueso el boldo tiene mayor capacidad de retención de partículas y para material fino el quillay. No obstante, es la diversidad misma del bosque esclerófilo la que puede asegurar un máximo rendimiento de purificación en las condiciones siempre cambiantes de viento, temperatura, tamaño y concentración de contaminantes.
"En esta zona mediterránea, que comúnmente consideramos como algo seco en vegetación, tenemos bosques bastante importantes en tamaño. Bosques con entre 200 y 900 árboles por hectárea, bosques que pueden tener árboles de hasta 10 o 12 metros de altura", dijo en entrevista a El Mercurio Marcelo Miranda, profesor asociado del departamento de Ecosistemas y Medio Ambiente de la U. Católica y coautor del estudio que se presentó en el seminario.
Toda la vegetación permite fijar el carbono, pero dada la estructura de estos bosques, ellos (los esclerófilos) son más fijadores", dijo Miranda. Esto ayuda a combatir las emisiones de CO {-2} y convertirlas en oxígeno.
"El problema con los bosques alrededor de Santiago es que no los conocemos, y como no los conocemos, no los valoramos. Además, a veces, por la expansión de la ciudad y la agricultura, en zonas con pendientes se han cortado formaciones de bosques. Y hay polémica por proyectos inmobiliarios que necesitan espacios ocupados por el bosque", explicó Miranda.
INFORMACIÓN PERIODÍSTICA
Virginia Soto-Aguilar C., Dirección de Comunicacionesl
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